Es manida la expresión de que el día del padre no tiene la misma trascendencia que el de la madre, pero eso solo tiene sentido en el ámbito comercial, por el despliegue de ofertas.
No necesariamente en el hogar y en la crianza de los hijos la madre tiene más valor que el padre y viceversa, por lo que la comparación solo sirve para chancear, aunque en términos de la realidad social dominicana sí se pueden establecer diferencias.
Por ejemplo, hay un hecho en el que las madres adquieren un valor muy especial y es que según Enhogar 2018 el 40% de los hogares tiene una mujer como jefa, puerta de entrada por donde ingresan otras preocupantes realidades: la de las madres solteras, la del embarazo en adolescente, por poner solo dos ejemplos.
Pero concentrémonos en el padre, cuyo día es mañana, y que desde al pasado junio al que labora en el sector público le hicieron su primer reconocimiento, con un decreto del presidente Abinader que aumentó a 15 días la licencia por paternidad y que le otorga otros permisos para la atención pediátrica de los infantes.
Es una manera de reconocer los derechos que conllevan tanto la maternidad como la paternidad, y está inspirada en la necesidad de propiciar el respeto a los principios de igualdad, no discriminación y equidad.
Vivimos en una sociedad que cambia, tal vez no con la velocidad que sería deseable, pero basta abrir los ojos para ver, verbigracia, que hay cada vez más padres con sus hijos pequeños en las consultas médicas, que los llevan a la escuela, que los acompañan en sus actividades recreativas, algo que antes era tarea exclusiva de las mamás.
Esa evolución multiplicará seguramente la paternidad responsable y mejorará el mundo que pretendemos dejar a nuestros descendientes.
Quizá el mejor homenaje que los padres puedan hacerse hoy sea sentirse agradecidos por los hijos que han procreado. No debe de existir mejor regalo que el orgullo de los hijos ante un padre que ha sabido transitar en la vida por el camino correcto