Mientras el foco de la política criolla apunta al proyecto de ley orientado a crear un estatuto para el desempeño de los partidos, en la Cámara de Diputados, con asistencia de los senadores, el oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD) parece que va definiendo su panorama para las elecciones de 2020.
Es un proceso que hasta hace semanas parecía incierto, porque no se despejaba claramente el propósito del presidente Danilo Medina en relación a las elecciones de 2020. Aparentemente, para sus propios compañeros seguidores, la reunión que sostuvo con los potenciales precandidatos de su entorno sería el indicador de que simplemente se sometería a la norma constitucional y que no alentaría una reforma constitucional. La versión más extendida sobre esa reunión sugiere que expresó abiertamente su desistimiento de cualquier aspiración presidencial y alentó a quienes tuviesen aspiraciones que hicieran lo que entendiesen conveniente, bajo la advertencia de que tendrían que canalizarlas fuera del tren gubernamental.
Si damos crédito a esa versión, habría que decir que el presidente Medina hace una importante contribución a la institucionalidad y a la gobernanza. Nada más hay que imaginar un gobierno con cinco ministros en funciones lanzados en una precampaña con su organización en el poder.
En esa perspectiva, el mandatario estaría haciendo historia, lo que merece el reconocimiento. Los aspirantes deben agenciarse sus propios recursos, de igual a igual, y no afectar los dineros públicos ni tampoco la funcionalidad de las instituciones.
El lanzamiento ayer de la precandidatura de Carlos Amarante Baret con el anuncio de su retiro del ministerio de Interior y Policía, sigue el mismo ritual llevado a cabo por el ex ministro de Medioambiente y Recursos Naturales Francisco Domínguez Brito.
Con esos lanzamientos, más la campaña en desarrollo del expresidente Leonel Fernández, el PLD, en medio del tira y jala por el proyecto de ley de partidos y el tipo de mecanismo para escoger a los candidatos, ya empieza a definir sus propuestas para las próximas elecciones.
No parece muy claro que los contrincantes externos estén persuadidos de lo que ocurre y tarden demasiado en despejar su panorama, lo que acrecentaría las desventajas perceptibles.
La política, tan dinámica, parece definir un curso.