La importancia de las micro, pequeñas y medianas empresas en el aparato productivo de la República Dominicana se evidencia en el rol preponderante que desempeñan como segmento esencial para dinamizar la actividad productiva.

Según datos del Consejo Internacional para la Pequeña Empresa, a nivel mundial este tipo de negocios representa más del 90 % del total de empresas, genera entre el 60 % y el 70 % del empleo, pero también el 50 % del Producto Interior Bruto (PIB).

En nuestro país, por decreto 202 del Poder Ejecutivo, cada 27 de junio se celebra el Día Nacional de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes), que también se festeja internacionalmente, como una forma de reconocer su importancia para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Según el primer “Directorio Nacional de las Mipymes”, con datos al 2023, son 404,034 los establecimientos de este tipo que existen en el país y, de acuerdo con el Banco Central y el Ministerio de Industria y Comercio, representan el 32 % del tamaño de la economía nacional.

En este mismo directorio se consigna que emplean a 3,052,449 personas, esto es, un 61.6 % del total de mano de obra ocupada, de la que el 36.0 % pertenece al Gran Santo Domingo, 36.0 % a la región norte, 16.3 % al Sur y 11.7 % al Este y solo el 14.8 % de estas empresas está formalizado, con número de RNC (Registro Nacional de Contribuyentes) mientras que el 85.2 % restante permanece en la informalidad.

La mayoría de estas empresas surgen de la capacidad de ahorro que tiene la población dominicana, muchas veces apoyada desde el exterior por la diáspora y siempre, o casi siempre, gracias al trabajo y sacrificio de emprendedores.

Las mipymes no solo generan empleo, acaso su aporte más importante, también contribuyen a que una parte importante de la población pueda vivir con dignidad, y dan origen a una cadena de producción que involucra al comercio, a las manufacturas, al transporte, y mueven una masa monetaria que cada día pone en movimiento a una parte sustancial del país.

Promover su formalización (lo que se torna en una exigencia inaplazable), facilitarles acceso al crédito, brindarles asesoramiento y apoyo técnico, son necesidades perentorias de este sector a las que el Estado debiera prestar particular atención, para encaminar así al país hacia una economía de mayor productividad.

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