Aunque la ONU ha declarado al 2021 como “Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil”, ese objetivo está lejos de alcanzarse en todo el mundo.
Las estadísticas hablan por sí solas, pero mucho más crudas son las imágenes que se ven a diario en las calles y en los campos, donde los niños explotados que figuran en los porcentajes toman cuerpo, por la necesidad y la miseria en la que viven familias enteras.
En algunos sectores vulnerables persiste el preconcepto de que cuanto más temprano sean puestos a trabajar, los niños desarrollarán un apego al trabajo, con lo que se deja de lado la necesidad de que aprendan a leer y a escribir, no se les permite jugar y a veces ni siquiera se les manda a la escuela.
Esta lacerante realidad no es solamente de nuestro país, donde la mayoría de los niños que trabajan se desempeñan en actividades peligrosas para su integridad física, como labores agrícolas de preparación para la siembra de la caña de azúcar, extenuantes jornadas de labores domésticas, acarreo en obras en construcción, mendicidad en las calles, por citar solo algunas.
Esta situación, en la que se encuentra el 74.3 % de los infantes que trabajan en República Dominicana, incluye también a los niños buzos en los vertederos, a los que trabajan en bares y restaurantes, que para las niñas significa el ingreso a la explotación sexual en manos de proxenetas.
Es cierto que organismos internacionales destacan un pequeño avance en la erradicación del trabajo infantil en nuestro país, aunque las estadísticas más recientes sobre el tema datan de 2014, cuando el trabajo infantil abarcaba a un 12% de la población de entre cinco y doce años.
Las iniciativas que desarrollan el Ministerio de Trabajo y el Consejo Nacional para Protección de la Niñez y la Adolescencia (Conani), así como algunas entidades privadas, merecen el apoyo de toda la sociedad, porque se trata de rescatar de las calles a miles de niños explotados, pero repetimos, no es solo cuestión de estadísticas, es un drama colectivo que castiga y sume en la pobreza a millones de infantes en todo el mundo.