El gobierno agotó el lunes su rutina anual con la reunión del Consejo de Ministros y aprobó el monto de RD$687 mil millones como presupuesto para el 2018. Un incremento de RD$64,479 millones con relación al monto del año actual.
Imaginamos que los técnicos que manejan los planes para cada año se reúnen con sus responsables, analizan los potenciales ingresos y en atención a los mismos formulan desde sus poltronas lo que habrá de ser el principal instrumento para impulsar el desarrollo nacional.
Igual imaginamos que esos especialistas han estudiado el país de arriba abajo, han auscultado profundamente las necesidades nacionales en todos los sectores: agua potable, servicio de salud (con la educación no hay que hacer ecuaciones, esos cuartos están ahí), obras de infraestructura, seguridad, asistencia social y humanitaria, el crecimiento del gobierno, etcétera, etcétera.
Son esos técnicos quienes conocen hasta la más remota aldea. Ellos adivinan los sueños y aspiraciones de la gente. Por eso, nunca se ha visto que gobierno alguno haya llamado a nadie a través de sus instancias locales, sea gobernaciones, organizaciones sociales o comunitarias, a la gente, para siquiera enterarse de qué cosa puede ser una necesidad verdadera en cada comunidad. Los técnicos lo saben todo, y si no, lo adivinan.
La cuestión es que el presupuesto nacional, todos los recursos que recibirá el Estado durante un año, será gastado sin oír a nadie. Total, la “decisión final” la tomarán los señores legisladores, que son la más alta expresión de la representación del pueblo. Si falta algo, ellos tendrán la suficiente inteligencia para completarlo.
Pero sería interesante, aunque sea por pura curiosidad, que el gobierno preguntara a la gente, en un fácil ejercicio asambleario, qué significa la palabra prioridad. Entonces, quizás la definirían con nombres muy concretos.
Pero el gobierno lo sabe todo y decide por todos. En definitiva, es la más alta expresión del poder. El Ejecutivo fue elegido por la Nación, y tiene todas las facultades para hacer lo que más convenga a su pueblo. “¡Él sabe cómo!” Por eso, el Presupuesto siempre será un magnífico instrumento para el desarrollo nacional.