El presidente Danilo Medina se detuvo el pasado jueves a responder algunas preguntas de los periodistas. Lo aplaudimos.
Es necesario que el presidente de la República comunique sus ideas, que hable de su gobierno, de las acciones que desarrolla, y escuche a los periodistas.
Es indiscutible que Medina tiene un déficit de intercambio con los periodistas, pese a que, en general, es una forma de conocer lo que piensa la gente.
En el mejor sentido, un periodista es un intermediario entre los diferentes actores sociales. Si cumple honestamente su misión, recoge el sentir de las personas, o al menos, tiene una percepción de lo que ocurre en la sociedad.
Una interrogante en sí misma contiene un mensaje, una versión sobre una situación. Cuando una fuente tan autorizada como un jefe del Estado la recibe, obviamente es suplido de un insumo, y cuando responde, al mismo tiempo genera otros insumos que llegarán a la población.
El periodista se convierte en un canal a través del cual el gobernante envía mensajes, que pueden resultar estimulantes, orientadores, enriquecedores del acervo ciudadano, y contribuyen a la formación de juicios más acabados sobre cualquier materia.
Es verdad que un líder, sin importar su naturaleza, al exponerse a las interrogantes corre riesgos, que no son tales, a lo sumo, responder sobre materias que no han sido discutidas previamente. Pero esas son las circunstancias que como rutina debe manejar una persona de ese nivel.
Luego, vendrán las reacciones. Aprobación o censura del discurso emitido. Pero siempre será una oportunidad para intervenir en el debate, y dar respuestas, que es una obligación del gobernante hacia los gobernados, y de paso, incidir en la agenda pública.
Interactuar con los periodistas es fortalecer el sentido de la comunicación como un instrumento fundamental de la gobernanza. También ayuda a conocer el temperamento y las ideas del Presidente, y particularmente, su propia narrativa sobre los hechos y de las acciones que realiza de cara a la Nación.