“Hoy es el comienzo del cambio de toda la región. El denominado Sur profundo se convertirá en un sur fecundo de desarrollo y empleos”, proclamó el jueves el presidente Luis Abinader al encabezar una actividad con ribetes históricos.
Lo dijo durante del arribo por Cabo Rojo, Pedernales, de 2,500 cruceristas y 1,032 tripulantes, provenientes de Miami, Estados Unidos, a bordo de un crucero de la naviera Norwegian Cruise Line.
Un hecho cualitativo que posibilita que se pueda hablar ya con propiedad que ha llegado la hora del sur, pues no solo es promisorio escuchar en boca del primer mandatario que es el “despertar del sur”, a la par del anuncio de que para final de año abrirá el primero de los nuevos hoteles y también por ser ostensible las obras de infraestructura que acompañaron esta inauguración.
Satisface porque no es la primera vez que parece haber llegado la hora de la región sur de la República Dominicana, pero este puerto pone las expectativas de los pedernalenses por los cielos, y con las de ellos las de los habitantes del Sur Profundo, señalado entre las regiones más pobres del país.
Confiemos en que, a partir de ahora, el sur comience a dejar de ser la postergada región a la que prácticamente se le ha vetado el acceso al progreso, que solo recibe promesas que quedaban en el olvido, y que se encamine con paso firme y seguro hacia un futuro esperanzador.
Inclusive, no estaría de más desempolvar ideas y proyectos que se ventilaron en el pasado, como aprovechar ese gran recurso natural que es Bahía de las Águilas para ir más allá del turismo de sol y playa, para apostar por una oferta más diversa, cuyos beneficios impacten también a Bahoruco, Independencia y Barahona.
Lo que se vivió el jueves en Pedernales marca un antes y un después para esa postergada región, que ve materializarse el principio de un sueño largamente acariciado y, ojalá, este despertar no se detenga y el progreso que se avizora para ese “sur fecundo” alcance también a todas las poblaciones vecinas.