Se cumplen hoy 59 años de aquel 19 de diciembre de 1965 cuando militares constitucionalistas y civiles, liderados por el coronel Francisco Alberto Caamaño, fueron atacados en el Hotel Matum, en la ciudad de Santiago.
Aquel combate que para algunos pudiera ser un hecho secundario de los acontecimientos de 1965, merece recordarse con el continuado y necesario afán de mantener con vida la memoria histórica sobre sucesos que labran la esencia de la dominicanidad.
Caamaño y los constitucionalistas civiles y militares que le acompañaban se habían trasladado a Santiago para asistir a una misa y rendir homenaje a los restos del coronel Rafael Fernández Domínguez, en el Cementerio Municipal de Santiago, que había muerto en el intento de asalto al Palacio Nacional el 19 de mayo de ese año.
Allí resistieron con heroísmo y valor los ataques de todo un ejército, con aviones de la Fuerza Aérea y el fuego de tanques franceses AMX, en una batalla desigual que duró más de ocho horas.
Esta efeméride cobra mayor importancia en estos tiempos, cuando hay sectores que intentan conscientemente desdibujar el concepto de Patria y procuran desnaturalizarnos para que perdamos nuestra idiosincrasia.
Responder con la verdad a esos intentos debe ser una tarea y misión permanente para que el pueblo conserve en su memoria los ejemplos de sus héroes y las luchas de sus mártires, por lo que apoyamos toda reacción ante los que atenten contra esta democracia que tanto sudor y lágrimas ha costado.
De lo que se trata en este caso es de recordar la lucha de quienes defendieron la dignidad dominicana, para que no caigan en el olvido figuras de la estipe del coronel Juan María Lora Fernández, muerto en la batalla del Matum y quien fuera un ícono, junto a Caamaño, de la epopeya bélica que comenzó el 24 de abril de 1965 y que cuatro días después derivó en la guerra patria contra la invasión de los marines estadounidenses.
El emocionado y merecido tributo que rendimos a estos héroes también es un llamado de atención a una sociedad empujada a la desmemoria por los intereses espurios de quienes pretenden que olvidemos a los verdaderos forjadores de la dominicanidad.
Gloria eterna para los hombres y mujeres de la batalla del hotel Matum, que ya se han ganado un lugar en la historia de las gestas heroicas que atesora la posteridad.