Un sainete es una comiquería puesta en escena. En la vida real retrata lo grotesco y lo ridículo. No sabemos si esas visiones se corresponden con el drama montado en el Congreso Nacional con el proyecto de ley de partidos.
Vemos todo tipo de actuaciones. Un ardoroso debate en el partido oficial en un punto clave para lo que aparentemente puede ser el destino de los potenciales beneficiarios del poder. Y repartos menores protagonizados por una oposición tan débil que sus amagos apenas se perciben. Un caricaturesco conglomerado de partidos minoritarios o más indulgentemente llamados “emergentes”, aunque participan en la farsa desde la muerte de Trujillo. Tan ridículos, que en un acto respaldan las primarias abiertas y simultáneas, y en el siguiente, sin remordimientos, se expresan dispuestos a acoger el método, siempre que sea de aplicación a los partidos “mayoritarios”, los que hayan obtenido más de un 5% de los votos de las últimas elecciones. Quedarían exonerados del suplicio primario.
Hoy los diputados tendrán en su agenda el proyecto ya sancionado en el Senado, versión que ha recibido toda clase de reparos. El presidente del partido cuya mayoría lo aprobó –el PLD- proclama que tal decisión es “improcedente porque está viciada de nulidad en sus orígenes”. Uno de los líderes más relevantes de la oposición advierte que es inaceptable, por antidemocrático y porque desestabilizaría los partidos.
La Junta Central Electoral (JCE) ha dicho que las primarias abiertas y simultáneas costarían al fisco no menos de RD$5 mil millones. Si los partidos decidieran gastar todo lo que reciben por ley en un año, apenas cubrirían RD$1,200 millones. Es una locura.
Lamentablemente, cuando eso ocurre con una cosa tan seria como la política, con la que suele decidirse el destino de los pueblos, estamos ante una macabra realidad que puede tener consecuencias nefastas.
Por todo eso es que muchas personas piensan que se está jugando al tiempo con el proyecto de ley de partidos, simplemente, para no aprobar nada.
Y es tan sencillo. La elección de los candidatos en los partidos es potestad de sus miembros. En el país ha sido así. Eso hay que respetarlo.
Sin el sainete de las primarias, ya el proyecto de los partidos fuese ley.