En medio del dolor que provoca la tragedia de Jet Set al entorno de las víctimas y ante el recogimiento de toda la sociedad, vemos cómo personas ignorantes y desaprensivas comparten en las redes imágenes horrorosas que lesionan el honor y la intimidad familiar de las personas fallecidas.

Pareciera que el morbo, la necesidad de exhibir sangre y cadáveres entre escombros fuese una forma de solazarse en la desgracia ajena, mientras se disfrazan esas publicaciones como noticias en medios digitales, a sabiendas de que están transgrediendo principios éticos y morales y normas legales establecidas.

Esa abusiva falta de respeto a la dignidad humana merece no solo el rechazo, sino también la condena unánime de toda la sociedad, de ahí que compartimos la indignación general ante esta falta de respeto de ciertos “comunicadores”, “influencers”, “youtubers” o simples usuarios de redes sociales, que al difundir escenas groseras en busca de “views” terminan por revictimizar no solo a los muertos, sino también a sus familias, amigos y personas cercanas.

Por eso apoyamos la firme postura del defensor del Pueblo y del presidente del Colegio de Abogados de la República Dominicana, que advierten incluso de que existe una violación a la ley 192-19 que protege la imagen, el honor y la intimidad familiar de personas fallecidas o accidentadas.

El presidente del Senado, Ricardo de los Santos, también llamó a respetar la privacidad y la dignidad de las víctimas y de sus allegados, tal como lo establece la ley, en honor y memoria de quienes partieron en la tragedia del centro de diversión nocturna, y en consideración al sufrimiento de los familiares que lloran su partida.

El interés de una parte de la sociedad por ver imágenes de cadáveres, rostros y cuerpos cubiertos de sangre, acaso sea una costumbre tan vieja como la humanidad misma, lo que no significa que tenga que ser aceptable para la comunidad organizada en la que vivimos, donde hasta los muertos tienen derecho a que se respete su dignidad.

La libertad de expresión, que nuestra Carta Magna garantiza, no puede avalar ni mucho menos tolerar este tipo de publicaciones, pero también es necesario que la sociedad toda trabaje en un cambio de esa vieja cultura del morbo y el interés por la desgracia de los demás. Respetar la dignidad de los muertos es una forma de respetar la vida.

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