El término alimentación tiene una relación demasiado estrecha con la preservación, desarrollo y conservación de la vida en todas sus formas, y cuando se trata de la vida humana, esa relación es hasta intrínseca.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) estableció en 1981 el 16 de octubre como Día Mundial de la Alimentación en coincidencia con la fecha de su fundación, en 1945.

Muchos expertos y economistas afirman que en el planeta se producen suficientes de alimentos como para abastecer a todos y cada uno de sus habitantes, pero la propiedad y el desmedido afán de lucro de grandes cadenas de elaboración y comercialización los torna accesibles solo para quienes puedan comprarlos.

El eslogan del Día Mundial de la Alimentación para este año es “Derecho a la alimentación para una vida y un futuro mejores”, precisamente porque los alimentos representan diversidad, nutrición, asequibilidad e inocuidad.

La escasez de alimentos y la imposibilidad de producirlos es la causa de las hambrunas que afectan a millones de personas, a veces por desastres naturales, otras por conflictos armados, lo que provoca desequilibrios tan grandes que mientras unos sufren la carencia y la desnutrición otros padecen problemas de obesidad y sobrepeso por comer demasiado.

Precisamente la FAO pretende recordar que la alimentación es un derecho humano básico, impulsar la inversión en sistemas alimentarios sostenibles y desarrollo rural en respuesta a algunos desafíos globales y, en el caso concreto de este año, abordar algunas de las causas fundamentales de la migración y el desplazamiento y su influencia en el reparto de los recursos alimentarios.

Según estudios recientes, el mundo necesitará producir un 60% más de alimentos de aquí a 2050 para sustentar a una población creciente, pero otro dato igualmente alarmante es que un tercio de los alimentos producidos en el planeta se desperdicia.

Este día debiera servir para tomar conciencia de que comer mucho no significa alimentarse bien, que no se debe desechar comida sino compartirla con comedores comunitarios o con personas necesitadas, y sobre todo, comprar solamente lo necesario y llevar una dieta balanceada y saludable.

Alimentarse bien empieza por tomar conciencia, combatir el hambre también, es una forma de aspirar a un planeta saludable y a un mejor futuro para todos.

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