Hoy se conmemora el Día del Agricultor y la fecha halla a los productores agrícolas dominicanos con tareas pendientes y con avances importantes en la actividad que cinco o seis décadas pasadas era la principal labor sobre la cual descansaba la economía.
Históricamente amenazada desde el exterior, la Agricultura dominicana ha perdido espacio como sector generador de divisas, pero su potencial sigue siendo elevado y prometedor.
Con renglones como el cacao y banano orgánicos que tienen ganado gran espacio en importantes mercados externos y rubros que como mango y piña buscan aumentar su participación, la producción agrícola proyecta que tiene amplias posibilidades de crecer.
Situaciones como las que afectan a la caficultura, que el país pasó de ser exportador neto a importador, son señales de que para el sector no todo el horizonte está despejado.
Con penas y glorias que mostrar, la Agricultura y con ella los agricultores dominicanos, enfrentan desafíos con los que por sí solos no pueden lidiar. Necesitan el auxilio, la mano amiga del Estado, para capear adversidades que van desde fenómenos de la naturaleza hasta competencia externa.
Aunque su aporte a la producción nacional o producto interno bruto (PIB) ha perdido ponderación, su contribución de dos dígitos bajos es básica, necesaria, decisiva.
Ahora que algunos de los problemas estructurales del sector —como el acceso al financiamiento oportuno y a tasas competitivas— han estado en vía de solución o de reducción de su impacto adverso, el acompañamiento del Gobierno se importantiza cada vez más.
Las acciones tomadas desde las diversas instancias estatales vinculadas a la producción agrícola reflejan que hay una decidida voluntad de apoyar a los agricultores en todas las dimensiones.
El Banco Agrícola ha desembolsado desde el 2012 a la fecha más de 48 mil millones de pesos al sector agropecuario y otros 15 mil millones a la pecuaria.
Para los pequeños productores que no son sujeto de financiamiento en el Bagrícola ni en la banca comercial, el Gobierno les ha abierto una ventanilla vía el FEDA. Por el lado del financiamiento el apoyo ha sido importante.
Quizás se necesita un respaldo más decidido del Estado en materia de investigación y extensión agrícola, para que los pequeños y medianos agricultores puedan contar con asesoría y variedades que les ayuden a mejorar producción y productividad. l