Investigación halla evidencias de que la lepra se ha vuelto endémica en el sureste de EEUU
Investigación halla evidencias de que la lepra se ha vuelto endémica en el sureste de EEUU

La lepra es una enfermedad de la piel posiblemente tan vieja como la humanidad, que llegó a considerarse un estigma en tiempos remotos, incluso en la Biblia se narra cómo los que la padecían eran aislados para evitar contagio.

Uno de los grandes problemas, sobre todo en los países subdesarrollados, es que la lepra es una de las tantas enfermedades desatendidas, en parte porque ya no es tan frecuente, aunque genera enormes padecimientos a quien se contagia, de ahí que se necesiten campañas intensivas de prevención, para aclarar que no es hereditaria y también para evitar el estigma de los enfermos.

Un médico noruego, el doctor Gerhard Hansen, se dedicó a estudiarla y estableció en 1873 que el a partir de entonces conocido como “Mal de Hansen” era producido por un bacilo, el Mycobacterium leprae, que afecta a la piel y a los nervios periféricos, las mucosas de las vías respiratorias y los ojos. Evoluciona muy lentamente. Su tiempo medio de incubación es de cinco años, aunque los síntomas pueden tardar hasta veinte años en aparecer.

La medicina moderna ha logrado incluso curarla, siempre que se detecte a tiempo, mediante una combinación de medicamentos. Lo que históricamente ha llevado a estigmatizar a los que la padecen son las úlceras externas y las heridas que produce, lo que hasta hace no mucho tiempo eran aislados en leprosarios, muchas veces lejos de sus pueblos de origen y de sus propias familias.

De ahí que, para evitar esta discriminación que tiene mucho de inhumano, se hace necesario trabajar en su detección temprana, el primer síntoma suele ser la insensibilidad en pequeños fragmentos de la piel, es decir cuando en determinadas zonas del cuerpo no se sienten los pinchazos o quemaduras leves. Es en ese momento cuando hay que recurrir al médico.

Los familiares del enfermo deben adoptar precauciones, como se transmite a través de gotículas expulsadas por la boca o la nariz, se sugiere mantener la distancia, lavarse las manos después de todo contacto, aunque un abrazo ocasional o un apretón de manos no producen ningún contagio.

La lepra es curable, es contagiosa solo con contactos prolongados y estrechos, hay que exigir a las autoridades que brinden los tratamientos preventivos necesarios a los enfermos, y como seres humanos que son, seamos humanos en la forma en que los tratamos.

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