Pocas veces, por no decir nunca, se inicia un año lectivo sin escarceo y sin escaramuzas entre el Ministerio de Educación (Minerd) y la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), ruido que se multiplica cuando coincide, como ahora, con las elecciones para escoger a los dirigentes del gremio, programadas para octubre.

Es una pena que así sea, porque se reitera un irrespeto que raya en el desprecio por la educación de los hijos de los dominicanos menos pudientes, que son los que acuden a la escuela pública.

No nos detendremos a discutir las argumentaciones que enarbolan ambas partes debido a que aportaría muy poco y de nada serviría porque observamos mucho ahínco en la defensa de cada punto de vista.
Pero la esperanza es que la ADP se comprometa a que sus “reivindicaciones” no entorpezcan las aulas, y que el Ministerio de Educación se esfuerce y se concentre, en lo posible, en limar asperezas y tender puentes.

Una cuestión sí es menester reconocer, y que al margen de las malquerencias Minerd-ADP, antes de este año escolar hay menos vicisitudes que en el anterior, cuando hubo debates y cuestionamientos por la falta de pupitres, por la terminación de planteles a medio construir, y la necesidad de buscar espacio a miles estudiantes que no tenían cupo asegurado en los planteles públicos, por lo que se implementó un bono para financiarlos en colegios privados.

Ojalá resuelvan el actual impasse y que las elecciones de la ADP no interfieran, cosa que se duda, con todo y que el Pacto por la Educación es taxativo en cuanto a que se compromete a cumplir “el horario y calendario escolar, promoviendo entre sus miembros la asistencia diaria y puntual a la docencia”, como también a realizar sus actividades gremiales fuera del horario de clases.

Es imperativo que se gane tiempo desde el primer día sin interrupciones, que cada hora cuente y no se trastorne el aprendizaje, que es lo más importante para todos los integrantes del sector educativo.

Además, que cada padre, madre o tutor de los estudiantes, cumpla con su tarea de corresponsabilidad; solo así podremos aspirar a superar los graves problemas que aquejan a la educación en nuestro país.

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