El texto de la declaración de apoyo a los venezolanos, que leyó el canciller dominicano y suscribieron 22 países, más los de la Unión Europea, es el más objetivo y realista de los llamados para demandar respeto a la voluntad popular expresada en las urnas el pasado 28 de julio.
Estos países han sido firmes al denunciar la represión del régimen chavista, al exigir que se respeten los principios democráticos, los derechos humanos y las libertades fundamentales y la liberación de los presos.
Y no se han quedado en el “medio” como algunos, ni se mueven convenientemente de izquierda a derecha, sea para apoyar un presunto “triunfo” de Maduro o a un supuesto “presidente electo” de la oposición,
Los 22 países más los de la Unión Europea piden lo único que puede certificar a un ganador y demuestre un proceso transparente y democrático: “Que se publiquen las actas oficiales” y además, como lo reclamó Abinader en su discurso: “Su verificación por instituciones imparciales”.
Cuando referimos que la Declaración de Santo Domingo es lo más objetivo y realista sobre el proceso venezolano, lo hacemos porque los firmantes no se aventuran a declarar anticipadamente a un ganador y se limitaron “a tomar nota” de que ha sido publicada “una versión digital de más del 80 % de las actas electorales que arrojan un resultado distinto al publicado por el Consejo Nacional Electoral”.
Las actas de escrutinio son las pruebas únicas y auténticas de las votaciones y a su vez son la base para la totalización de votos, la adjudicación y la proclama.
Sin totalización verificada no puede haber proclamación de ningún ganador, por lo que también hay que saludar el texto no vinculante del Consejo Permanente de la OEA, que exhorta a las autoridades de Venezuela a publicar “de manera expedita las actas de las elecciones”.
Que se “viren” sobre la mesa todas las actas, pero todas, y se verifique su autenticidad, es el camino correcto para que en Venezuela comience el tránsito hacia una verdadera paz y para que haya gobernanza, para lo cual, como señala la Declaración de Santo Domingo, deben primar “sensatez y cordura”.
Bajo ningún concepto se debe atizar la división y, suscribiendo el mensaje del papa a los venezolanos: “Que tengan en el corazón el verdadero bien de la población y no los intereses partidistas”.