El Día Internacional de Cero Desechos este año pone el acento en el sector textil y de la moda.
El Día Internacional de Cero Desechos este año pone el acento en el sector textil y de la moda.
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La reducción, el reciclaje y la gestión de los residuos sólidos es un desafío creciente para la conservación del planeta, cuando la producción industrial y las manufacturas generan cada año entre 2,100 millones y 2,300 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos, desde envases de todo tipo y equipos electrónicos, plásticos y alimentos desechados.

El 14 de diciembre de 2022, la Asamblea General de la ONU estableció el 30 de marzo como Día Internacional de Cero Desechos, que este año pone el acento en el sector textil y de la moda.

Si tenemos en cuenta que 2,700 millones de personas carecen de acceso a la recolección de residuos sólidos y solo alrededor del 62 % de estos en las ciudades se gestiona en instalaciones controladas, la situación es crítica.

En el sector textil las dificultades comienzan con las desmotadoras de algodón, que para convertirlo en hilados y telas generan la llamada “perilla”, pelusa que contamina el aire en kilómetros a la redonda, siguen las hilanderías que usan químicos para el teñido cuya polución termina en las cloacas en el mejor de los casos, o casi siempre en cursos de agua o cunetas mal trazadas.

Pero además la producción de ropa se duplicó de 2000 a 2015, lo cual genera 92 millones de toneladas de residuos textiles en el mundo, equivalentes a un camión lleno de ropa incinerada o enviada a los vertederos cada segundo.

Mientras el mundo de la moda exhibe su glamur en revistas, programas de farándula y alfombras rojas, por otro lado esconde, o simplemente ignora, la cantidad de desechos que produce, sin contar que además de las telas utiliza fibras sintéticas, plásticos para calzados, y marquillas plastificadas que terminan en la basura tras usarse una sola vez.

Entre las soluciones propuestas figura rechazar las prendas de un solo uso, combatir el consumismo con la ropa y exigir a los productores piezas más duraderas que puedan repararse y transformarse, y los gobiernos deben prestar atención a lo que hacen las grandes marcas, controlar el uso de químicos nocivos, y exigir soluciones circulares mediante el reciclaje.

El sector textil y de la moda genera una contaminación que afecta más a los sectores marginales, a los que carecen de servicios de recolección y a los jóvenes que viven en zonas vulnerables. Es momento de reaccionar con energía ante esta situación.

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