¡Cuántas tareas pendientes tiene la República! Los muchachos que no estudian ni trabajan, el alto índice de deserción escolar, aquellos que abandonan las aulas sin rebasar los niveles primarios o secundarios. O quienes salen de la secundaria sin capacidades para ocupar un puesto de trabajo. Que apenas el 18% de los egresados esté preparado para ocupar un puesto de trabajo. Y el resto, a causa de esa situación enfrenta dificultades para continuar los estudios universitarios. Todo eso es fuente de preocupación de todos en tanto se piensa en el porvenir.
Muchos problemas, todos limitados al campo de la educación, y en ese escenario, sólo en un aspecto de los tantos que afligen a los dominicanos.
Ayer el ministerio de Educación junto al Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) celebró un taller con el título “Estrategia para el Fortalecimiento y Ampliación de la Modalidad Técnico-Profesional del Nivel Secundario” en la búsqueda de soluciones a uno de los asuntos que atañen a la formación de los futuros ciudadanos.
La idea expuesta por el ministro de Educación Andrés Navarro es cómo transformar los liceos en politécnicos para graduar jóvenes con capacidades técnicas u oficios que les permita incorporarse a la actividad productiva.
Al discutir el plan con los empresarios, el proyecto podría entonces responder a las demandas de las empresas nacionales de recursos humanos en las áreas que los necesiten.
Sería un modelo que podría considerarse progresivamente a nivel universitario. Las universidades entonces entrenarían en competencias conectadas con el mercado laboral.
En lo que tiene que ver con los bachilleres, la solución parece sencilla. El ministro Navarro ha dicho que el país cuenta con el personal técnico, los recursos y la infraestructura logística para emprender con éxito el proyecto. Sería estructurar programas vinculados a las necesidades productivas y de servicios.
Es buen momento para comenzar a encarar una de las tantas tareas pendientes.