El alcance de la marcha verde

La marcha del domingo auspiciada por el Comité de Santiago por el fin de la impunidad viene a coronar la existencia de un movimiento que ha mostrado organización, consistencia y una sustentación en planteamientos formales acerca de sus propósitos,&#82

La marcha del domingo auspiciada por el Comité de Santiago por el fin de la impunidad viene a coronar la existencia de un movimiento que ha mostrado organización, consistencia y una sustentación en planteamientos formales acerca de sus propósitos, retos y perspectivas frente a las autoridades gubernamentales, y quizás frente a la débil oposición.

El movimiento avanza en un terreno despejado sembrado de un extendido sentimiento por el fin de la corrupción y la impunidad.

Las figuras opositoras participan pero no juegan los roles habituales en su condición de liderazgo. Son parte de la masa. Autoconvocados. Las calles y el programa están ahí y se acogen al mismo.

Parte de la llamada oposición emergente está envuelta en garantizarse sus espacios electorales, pero de manera muy particular, en la repartición de los dineros que el Estado suple al partidismo. Sólo una parte marcha, pero desde su propio litoral, aunque en el mismo periplo.

Lo que resulta evidente es que el Movimiento Verde contra la corrupción y la impunidad se viste con pantalones largos. La proclama de Santiago ha dado un plazo de tres semanas al gobierno para que responda sus requerimientos. Levanta demandas de difícil cumplimiento para la administración de Danilo Medina, como la creación de una nueva figura jurídica no prevista, como “la Fiscalía Especial Contra la Corrupción y el Crimen Organizado, con autonomía funcional y presupuestaria para asegurar la persecución de los delitos de corrupción (administrativa y privada) y el crimen organizado, con integrantes escogidos de manera transparente, sin la intervención del Poder Ejecutivo”.

Las demás podrían ser indicativas de que el movimiento va para largo, aunque no faltan algunos liderazgos que hablan de vías de sustitución política al primer nivel.

El gobierno tiene ante sí una fuerza que es más que un simple grupo de presión, el cual debe considerar en su verdadera dimensión. Está ahí y se viene ganando un posicionamiento. Su existencia es más que visible.

Habría que ver, sin embargo, si está interesado en convertirse en interlocutor frente al poder establecido, o por el contrario llevar el proceso hasta determinado nivel de agudización de las contradicciones…

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