Con una insensibilidad que espanta y a partir de su postura de que el culpable no es el docente sino el ministro de Educación, la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) vuelve a la carga con un plan de movilizaciones.
Al reeditar el ausentismo magisterial de las aulas, la ADP no afecta al ministro ni al gobierno; solo perjudica a los estudiantes de las escuelas públicas, a los sectores más pobres y vulnerables.
Para la ADP resulta una simple operación aritmética: Demandamos un alza salarial del 25 % y las autoridades solo ofrecen un 7 %, por tanto habrá piquetes y paros a partir de este viernes.

¡Qué barbaridad! Para estos dirigentes sindicales no vale aquello de que el maestro de vocación entiende el magisterio como un sacerdocio, por lo que su primera actitud, hasta por encima de intereses personales, debiera ser la de no trastornar el calendario escolar con irrazonables paralizaciones y defender, con uñas y dientes, como algo sagrado, cada hora de clases.

Eso sin detenernos en la ilegalidad de estas actividades, con las que se violenta el artículo 4.2.1 del Pacto por la Educación, que compromete a la ADP a cumplir “el horario y calendario escolar, promoviendo entre sus miembros la asistencia diaria y puntual a la docencia”. También en ese pacto asumió que las reuniones y actividades ordinarias del sindicato serían programadas “sin desmedro del cumplimiento del horario y el calendario escolar establecido”.

Una lástima que la vida haya dado la razón a los que en el momento en que se demandaba el 4% del PIB para la educación preuniversitaria dijeron que el problema no era solo de recursos.

¿Qué ha pasado ahora que está el dinero? Que el salto en la calidad no ha ocurrido; que no se ha avanzado tanto como se acordó en el Pacto por la Educación; que los que han aportado menos son los maestros, pese a que el docente ha pasado a ser un servidor público bien remunerado.

En conclusión: cuando la ADP abandona las aulas, entre otras molestias, desorienta al estudiante y altera la planificación y el estado emocional de la familia, porque si hay huelga dónde deja una madre a su hijo, porque además de darle desayuno, almuerzo y merienda, la escuela se lo cuida.

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