El Grupo Universal, conformado por Seguros Universal, ARS Universal, Asistencia Universal y Suplidora Propartes celebra en estos días su 55 aniversario, cada vez mejor valorado por quienes reciben sus servicios y mejor estimado por sus colaboradores, que lo ven como una magnífica institución en la que se puede trabajar. Esa valoración trasciende la geografía nacional y se coloca en un magnífico posicionamiento entre sus pares de la región centroamericana.
Cincuenta y cinco años es un período más que suficiente para afirmarse, permanecer y crecer en un mercado muy competitivo, con la característica de atender demandas muy sensitivas.
Por eso, acreditamos la afirmación del presidente del Grupo Universal Don Ernesto Izquierdo, en el sentido de que sus empresas han “respaldado cada sueño y proyecto de cientos de miles de personas, colaboradores y empresarios, con quienes hemos crecido juntos y así seguiremos siempre; 55 años de compromiso institucional siendo parte de grandes proyectos de Nación, que han generado mayor bienestar, prosperidad, valor compartido y desarrollo socioeconómico a nuestra República Dominicana”.
Felicitamos al Grupo Universal y a todos aquellos que cada día cumplen con la misión de contribuir con el desarrollo de la sociedad mediante la prestación de servicios fundamentales para la vida de las personas.
Debían aprender
Otra vez, sectores contestatarios se manifestaron en varios municipios de la región Norte para levantar un paquete de reclamos de sus comunidades, todos muy justos.
Y es que los problemas de antaño sin resolver, y los que van surgiendo cada día, hacen inevitables las demandas de los ciudadanos.
Mejoría de los entornos, la prestación de servicios fundamentales, mejores vías de comunicación, servicio de agua y luz, atenciones hospitalarias y nuevas aulas, todo eso forma parte de una agenda aletargada para todos aquellos que necesitan condiciones de vida más humanas.
La cuestión es la recurrencia a un método que definitivamente no resulta rentable en términos sociales para la comunidad. Los paros, a veces logrados bajo violencia, sólo conducen a tragedias, pérdidas de vidas y lesionados. Al final, frustración y desmovilización.
Los pueblos, y especialmente quienes se definen como sus dirigentes populares, deben entender que el diálogo, el discurso persuasivo y la movilización pacífica dan mejores resultados que quemar gomas, tirar piedras y tiros y boicotear las actividades productivas.