Hoy conmemoramos el 155 aniversario de una guerra verdaderamente prolongada, dos años de combates que posibilitaron la salida de las tropas españolas de la parte este de la Isla de Santo Domingo.
Al margen de quienes sostienen que el triunfo de las tropas nacionales fue el producto de la decadencia que ya vivía España, y que poco le importaba la posesión de La Española, lo que vale es que los dominicanos reafirmaron su vocación de ser libres de toda dominación extranjera como sostenía Juan Pablo Duarte y como se pronunció en la proclama del 16 de enero de 1844, que fue el fundamento político de los hechos del 27 de febrero de ese año, que perfilaron el proyecto de Nación.
La separación del pueblo dominicano del estado haitiano, que fue posible después de duras batallas, dejó claro que había surgido otro estado en la isla, que tendría que ganarse el reconocimiento de las naciones.
La derrota de las tropas españolas y sus colaboradores locales fue la continuación del grito de Independencia de 1844.
Desde antes de 1844, los pobladores de la parte Este se visualizaban como un conglomerado que si bien había surgido bajo el influjo de la corona española, se percibía de un modo distinto al español. Era un pueblo que buscaba su identidad.
Y el grito de Capotillo no sería la última expresión de la dominicanidad. Graves retos estaban por delante. La construcción de una República debió pasar los azarosos años de inestabilidad hasta la intervención norteamericana de 1916.
Los dominicanos sobrevivieron esa ocupación que se prolongó durante ocho años. Una lucha cívica sostenida, y la resistencia heroica de unos cuantos en la región Este, apuntalaron la voluntad de un pueblo que se ganaba el derecho a la soberanía, la libertad y la independencia.
Todavía en el siglo pasado debió el pueblo librar la hazaña de resistir a un imperio como el norteamericano, en 1965.
En este 16 de agosto es importante resaltar que al margen de las diferencias internas, los dominicanos están muy conscientes de lo que son, capaces de entregar su vida en la defensa de la soberanía y la libre determinación de la República Dominicana.