El laureado escritor nicaragüense, Sergio Ramírez, escribió hace poco -El país- un artículo titulado Parque Jurásico para referirse a la actual situación de crisis sociopolítica -salpicada de violencia-represión-sangrienta- que vive su país y que ha costado la vida de ciudadanos nicaragüenses que han salido a las calles a protestar por lo que inició como un reclamo-rechazo a unas reformas al sistema de seguridad social por parte del gobierno del Presidente Daniel Ortega, que luego derogó, sin que con ello pusiera fin a las protestas callejeras en franca evidencia de que la iniciativa-gubernamental solo activó lo que al parecer estaba latente.
Igual, el artículo del escritor y ex-vicepresidente de Nicaragua, pone en perspectiva -histórica-gráfica- lo que, en su opinión, es “un discurso trasnochado…” de una izquierda “fosilizada” que se reunió -bajo la sombrilla Foro de San Paolo- para rechazar “el injerencismo extranjero”, en contraposición a una resolución del senado uruguayo “que condena la represión sangrienta” (con el apoyo del Frente Amplio y todo el espectro político-ideológico uruguayo –igual hizo Podemos-España-) y que pidió además “el cese inmediato de la violencia en contra del pueblo nicaragüense”. Al calor de ese debate, el ex presidente José –Pepe- Mujica -desde su bancada-, cita el autor de “Castigo divino”, dijo: “…siento que algo que fue un sueño, se desvía, cae en autocracia…, quienes ayer fueron revolucionarios perdieron el sentido que en la vida hay momentos en que hay que decir me voy”.
Sin embargo, al margen de postura-crítica y oposicionista y defensa-gobiernista (y de sectores cooptados-beneficiarios periféricos del poder), existen dos tesis-lecturas sobre la crisis sociopolítica y, en algunos casos de gobernabilidad, que se viene gestando y escenificando en la región: a) para ciertos analistas todo parte de un libreto-guión -golpes blandos o teoría de la conspiración, Gene Sharp- que emana de los centros del capitalismo (una explicación política-ideológica con atisbos de asideros y excusas-mediáticas no justificables desde un abordaje científico-socio-histórico); y b) para otros, como Moisés Naím y Acemoglu-Robinson, el problema es más complejo-estructural (endógeno-histórico-universal), pues el predominio del poder, por un lado, se ha “fragmentado” y entre desarrollo y subdesarrollo, por el otro, media una variable: una clase política-burocrática-empresarial cada vez mas “extractiva” (una explicación, si se quiere, socio-histórica y de corte político liberal-socialdemócrata).
En ese contexto regional, valorar la paz, la gobernabilidad democrática, las vías constitucionales, las libertades públicas y los modestos avances -de los últimos 25 años- adquiere categoría de leitmotiv. ¡Pensémoslo así!