Con frecuencia escuchamos expresiones como: “A la gente no hay quien la entienda”. “Yo no estoy pa’ afanar con gente”. “Yo no ‘toy en gente”.
Pero ahí no para la cosa. Más que expresiones, se ha vuelto “pan de cada día” que los malentendidos generen situaciones con consecuencias muy lamentables.
Visto esto, se impone que procuremos viabilizar las diferencias y superar las dificultades que acarrean.
Para ello hay, entre otras, dos claves sencillas que muy bien podríamos asumir como retos para mejorar la convivencia.
Comunicación efectiva. Una comunicación abierta y clara resulta de valiosa ayuda. Expresar claramente las ideas, opiniones y preocupaciones puede prevenir malentendidos y conflictos.
Respeto mutuo. Es esencial tratar a las demás personas con respeto y consideración, independientemente de sus diferencias o jerarquías. Valorar las opiniones y esforzarse por entender las perspectivas de los demás puede crear un ambiente propicio para evitar conflictos.