Las expresiones, para que no luzcan tan duras y satisfagan a su destinatario, se suavizan y hasta se ponen de moda. Ahora, toda persona, en lugar de ser desagradable, es tóxica para significar que su comportamiento es negativo, repelente y venenoso. Al egoísta pagado de sí mismo, se le llama narcisista. El valiente que decide instalar su propia empresa, por pequeña que sea (hasta un tarantín) es emprendedor. El novio no existe, mejor, la pareja o compañero de vida, para dejar el estatus en nebulosa. Las mujeres no nos limitamos a luchar por nuestros derechos y buscar los espacios que nos corresponden, resulta que debemos empoderarnos. La comprensión hacia el que sufre colocándose en su lugar, es empatía. Ya no hay trabajadores, son colaboradores (para que se sientan parte de una empresa en la que solo son asalariados); al problema se le llama tema y a la crisis, oportunidad. El fracaso no existe porque es una preparación para el éxito, aunque este nunca llegue.
Recursos humanos desapareció para dar paso a la gestión humana, los jefes son directores y los máximos ejecutivos de la compañía son CEO. Los abogados de oficio fueron sustituidos por los defensores públicos o por la defensa técnica, al inculpado se le llama encartado, al preso, privado de libertad y al condenado, interno.
En la actualidad, ya se acabaron las malcrianzas y berrinches, son niños con déficit de atención o bipolaridad, que es un diagnóstico clínico, no un mal comportamiento. Ya no bebes agua, te hidratas. No se está enfermo, solo aquejado de salud; tampoco sin trabajo porque se está tomando un año sabático para reflexión.
No quebró, incurrió en cesación de pago; en vez de ser rico, se es acaudalado. No murió, pasó a mejor vida; no lo botaron del trabajo, lo desvincularon; no es borracho, es alcohólico y si se adapta a nuevas situaciones, es resiliente. Ni siquiera la vida familiar se escapa: no se divorciaron, se produjeron diferencias irreconciliables, no están dejados, viven en casas separadas. No se duerme, se repone energía; en vez de pensar, se medita y en lugar de ejercitarse, se hace fitness. No se robó, se incurrió en malversación de fondos, no se abren certificados en el banco, se ofrecen productos financieros para el inversionista, jamás a un simple ahorrante. Al plan de trabajo se le llama estrategia, al sueldo, retribución, al del negocio novedoso, visionario y al incompetente, incomprendido porque aún no encuentra su vocación. Al final, es una envoltura para igual producto, pero, la verdad, aunque moleste, no deja de serlo, llámese como se le llame.