Los discursos, declaraciones u opiniones de un presidente sirven para que las instituciones, entiéndase, partidos, gremios o cualquier grupo social definan y expresen su posición frente a unos hechos específicos.
Y a veces son utilizados como instrumento de persuasión política, es decir, que su función inicial de posicionamiento de denuncia queda en segundo plano porque intentan posicionarse frente a un hecho, e influir en la postura del otro.
Es una manera de generar opinión pública en contra de lo que ellos entienden que está mal, y muchas veces se hace porque hay que hacerlo, es una forma de decir ya hice mi parte cumplí con mi labor social y de partido.
Todos esos pronunciamientos que se hacen se hicieron y se harán es para posicionarse frente a un hecho determinado y ganar puntos o ventajas, y crear opinión.
Hago esta larga reflexión porque desde que tengo uso de razón los 27 de febrero y los 16 de agosto esta última cada cuatro años me he sentado frente al televisor a escuchar y ver al mandatario de turno a dar el informe a la nación o la toma de posesión de un segundo mandato constitucional como el del presidente Luis Abinader. En esta ocasión en la Sala Eduardo Brito del Teatro Nacional.
Y siempre ha generado en sectores políticos, económicos y sociales grandes expectativas ante la espera de su comparecencia para dichas declaraciones, pues es pertinente valorar aspectos fundamentales de los avances que ha propiciado y los proyectos esperados.
Ahora bien lo que siempre he observado es que esos sectores muy especialmente el político nunca está de acuerdo en el discurso que presenta un determinado mandatario.
Si bien es cierto que es legítimo y democrático que se produzcan críticas a un discurso por parte de la oposición, los partidos políticos y la sociedad civil.
Pero también considero como una falta inexcusable que las críticas sean irreflexivas y carentes de respuestas sustanciosas, y que se refute el contenido de lo expuesto con lo mismo de siempre.
Pero lo peor es saber que quienes incurren en esa práctica siempre son dirigentes, los cuales ponen de manifiesto la falta de profundidad en lo tratado. Siempre dicen ‘’ no lleno las expectativas’’ ‘’ eso fue un espectáculo’’ ‘’un soberano presidencial ’, ‘’lazos negros en protesta por el traslado al Teatro Nacional ’’ como lo importante es hacerse notar y hacer llegar al público que las cosas no van bien, y así de esa manera ganar adeptos. Y entiendo que eso es bueno porque el poder necesita niveles de crítica.
Ahí están los comentarios y opiniones unos a favor en esta ocasión la mayoría, y otros en contra. Lo que es difícil es ver uno de la oposición a favor del discurso y reconociendo logros del presidente. Eso es difícil. Para terminar el discurso ha sido objeto de análisis y debate, reflejando diversidad de opiniones como siempre en la sociedad dominicana.