El gobierno dominicano recién termina conversaciones con la República Popular China que devienen en el establecimiento de relaciones diplomáticas, al mismo tiempo que el rompimiento de las relaciones con Taiwán. Fue por múltiples países en el pasado: Portugal, Holanda y España y posteriormente Japón, que la ocupó por 50 años. Su población inicial era de origen malayo-polinesio. Formosa, como se llamó anteriormente, nombre que le viene del portugués, Ilha Formosa, Isla Hermosa, que tiene un territorio de lo que ocupa la República Dominicana, está ubicada a unos 200 km al sureste de la China Continental. Su razón de ser, es el resultado de la guerra del Kuomintang, de Chang Kai-Shek, los nacionalistas y el Partido Comunista, de Mao Zedong. En 1949, los derrotados, se establecieron en la isla, con cerca de 2 millones de refugiados, esto con el apoyo de los Estados Unidos, que con situación similar a Corea del Sur, trataban de demostrar la superioridad del sistema capitalista, frente a la estatización comunista. En la geopolítica de la guerra fría, creó la situación de dos “Chinas” y gracias al apoyo americano y a la Migracion del ’49 de chinos de clase media y alta, se convirtió en un nuevo país industrializado y hoy es uno de los mayores productores de microprocesadores. La rotura de las relaciones con Dominicana, le produce a Taiwán, gran cooperador tradicional con el país, un rudo golpe en el plano de geopolítica universal. Dos Chinas: la República Popular China y la República China, y al dar el paso, nuestro país reconoce la existencia de una sola, mientras contribuye al aislamiento de la segunda y reduce a 19 los países que mantienen relaciones diplomáticas con Taipei. Un análisis desapasionado empuja a concluir que nuestro país dio un paso correcto en el plano económico y de beneficios futuros, mientras pierde una importante colaboración en muchos planos, incluyendo el militar. Puede ser oportuna la experiencia de Panamá, que al tiempo de romper las relaciones diplomáticas con Taiwán, mostró interés en abrir oficinas comerciales, que mantuvieran abiertos los vínculos de comercio y de inversión con Taiwán. El dominicano común, no percibe las diferencias, desde el punto de vista político-diplomático de este cambio de orientación en las relaciones con los dos países. No corresponde a los Estados Unidos definir la política exterior dominicana, que procura abrir mercados y sincerizar un comercio que existía de hecho, aunque sin relaciones formales. La balanza comercial entre el coloso asiático, con una población de más de 1,300 millones de habitantes, resulta deficitaria para nuestro país. Todo se fabrica en China y apenas le vendemos uno que otro renglón, no industrializado y de forma no sostenible. El tiempo dirá la pertinencia del audaz paso del gobierno. Se abren expectativas en el plano de inversiones en infraestructuras, en turismo y más.
Diplomacia audaz: Relaciones con China Popular
El gobierno dominicano recién termina conversaciones con la República Popular China que devienen en el establecimiento de relaciones diplomáticas, al mismo tiempo que el rompimiento de las relaciones con Taiwán