En vista de que en la pasada semana hubo una fuerte sacudida sísmica que se sintió en todo el este del país y en toda la ciudad de Santo Domingo, es importante recordar que la ciudad de Santo Domingo está levantada sobre una plataforma de roca caliza coralina rígida, de buena calidad, la cual permite que las ondas sísmicas de corte (Vs), denominadas ondas secundarias, viajen rápidamente a velocidades superiores a 1,000 metros por segundo, por lo que toda su energía elástica se consume en velocidad, y no en amplificación, y por tal razón las edificaciones de la cuidad de Santo Domingo, construidas entre la avenida John F. Kennedy y el malecón, incluyendo las edificaciones coloniales construidas por Nicolás de Ovando a partir de 1504, como la Catedral primada de América, el Alcázar de Colón, la iglesia Regina Angelorum, la Iglesia de Las Mercedes, las edificaciones de la calle de Las Damas, etc, se mantienen de pie, sin ningún tipo de daños, después de haber sufrido las fuertes sacudidas sísmicas de 8 grandes terremotos, incluidos los de magnitud 8.1, magnitud 7.6, magnitud 7.5 y varios de magnitud 7.0.
De igual modo, altas torres que están levantadas en la avenida Anacaona, en la avenida Sarasota, en la avenida Bolívar, en la avenida 27 de Febrero, en Naco, en Piantini, en el Evaristo Morales, en La Julia, en Bella Vista, en el Mirador del Sur, en Gazcue, y las edificaciones construidas en el ensanche Ozama, Alma Rosa, Villa Duarte, Los Mameyes, Los Tres Ojos, Las Américas, etc., están sobre la plataforma de roca caliza rígida, y han de tener un excelente comportamiento al momento de un fuerte terremoto.
Sin embargo, en Santo Domingo hay zonas sísmicamente vulnerables por estar urbanizadas sobre arcillas y caliche (norte y noroeste), o sobre arenas y gravas (oeste), y ese es el caso de Los Prados, San Gerónimo, La Castellana, Las Praderas, El Millón (norte), Paraíso (noroeste), la avenida John F. Kennedy en su tramo al oeste de la avenida Abraham Lincoln y su extensión hasta el kilómetro 22 de la carretera Duarte, Los Jardines del Norte, Los Ríos, Arroyo Hondo, Cristo Rey, El Caliche, Guaricanos, Villa Mella, Pantoja, Los Alcarrizos, etc., y esa vulnerabilidad se debe a que en esos terrenos flexibles las ondas sísmicas de corte viajan muy lentamente, a veces a menos de 100 metros por segundo, y la energía elástica que no pueden consumir en velocidad la consumen en amplificación de ondas que multiplica las fuerzas sísmicas cortantes que actúan sobre los elementos estructurales de las edificaciones, pudiendo hacerlas colapsar.
Por esa razón las construcciones sobre suelos flexibles deben incluir obligatoriamente criterios de sismorresistencia, en función de las mediciones de las velocidades de propagación de las ondas sísmicas de corte en esos suelos flexibles, priorizando el uso de muros rígidos de cortante, y considerando que las columnas, las vigas y los muros deben ser suficientemente robustas como para resistir las fuerzas tangenciales máximas esperadas durante un gran terremoto de magnitud superior a 7.5, evitando, dentro de lo posible, los parqueos soterrados apoyados en columnas esbeltas y sin muros de cortante, evitando las columnas cortas, evitando los vuelos largos, evitando las excentricidades, evitando los balcones débiles, evitando las puertas grandes colocadas justo al lado de ventanas grandes, evitando largos ventanales longitudinales que generan columnas cortas secuenciadas, porque en los países latinoamericanos donde hemos tenido grandes terremotos, incluidos México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Haití, Rep. Dominicana, Colombia, Ecuador, Perú, y Chile, hemos visto que esas configuraciones estructurales han fallado cuando han estado sobre suelos flexibles, y debemos recordar que las ciudades coloniales de Santiago y La Vega fueron destruidas por terremotos debido a que las ciudades del Cibao están levantadas sobre suelos arcillosos y arenosos.
En Santo Domingo se ha realizado una microzonificación sísmica preliminar, para definir la respuesta sísmica de cada zona, pero esa microzonificación debe ser ampliada permanentemente con mediciones de las velocidades de propagación de las ondas sísmicas de corte (Vs), con cálculos del período de vibración del suelo y cálculos para el espectro de respuesta sísmica de cada zona, ya que cuando las ondas sísmicas de corte son amplificadas en los suelos blandos, es cuando se generan las grandes fuerzas y deformaciones que dañan las edificaciones; además de que medir el período de vibración del suelo es muy importante para evitar que el período de vibración del edificio coincida con el período de vibración del suelo, porque si ambos períodos coinciden, o si están muy cerca, el edificio entra en resonancia y colapsa.
Todos esos datos deben ser la guía para establecer los lugares a escoger para la construcción de escuelas y hospitales, ya que las escuelas y los hospitales deben ser estructuras sismorresistentes capaces de soportar un sismo de magnitud 8.1, sin ningún tipo de daños, indistintamente de que eso implique que el presupuesto de la obra aumente un 10 a un 15%, pero en un territorio sísmicamente activo, como la Rep. Dominicana, la sismorresistencia de las estructuras escolares y hospitalarias debe ser una obligatoriedad y una prioridad nacional.