Se denomina clima al conjunto de condiciones meteorológicas y atmosféricas de una zona geográfica, durante un periodo de tiempo determinado: viento, lluvias, humedad, presión atmosférica y temperatura, en lo que influye la acumulación de gases que atrapan calor en la atmósfera, cambios en la intensidad del sol, erupciones volcánicas, y otros factores.
Precisamente el 26 de marzo se conmemora el Día Mundial del Clima para generar conciencia y sensibilizar a las personas en todo el mundo sobre la importancia e influencia del clima, así como del impacto del cambio climático sobre la humanidad.
En los últimos cincuenta años la acción humana, la actividad industrial, el descuido y la indolencia de las grandes empresas y de los gobiernos han generado cambios cuyas consecuencias son, entre otras, el “efecto invernadero”, que es un aumento global de la temperatura por los agujeros en la capa de ozono.
El calentamiento global es otro resultado de esa acción depredadora en gran escala, a lo que se agrega la contaminación por el plástico, las talas masivas y la desaparición de cursos de agua.
La sobreexplotación de los recursos a manos de compañías multinacionales que priorizan únicamente sus ganancias parece no tener límites, o acaso lo tendrá cuando la tierra quede reducida a un cascarón vacío.
Una de las estafas más grandes en esa lucha es el trato privilegiado que se da a la industria armamentista, exonerada de ser monitoreada y de rendir cuentas. ¿La industria militar fuera de la contabilidad ambiental? Esa exclusión es de las mayores hipocresías. (Según Conflict and Environment Observatory, el sector militar es responsable del 5.5 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y en Estados Unidos la industria militar genera más del 31 % de las emisiones).
En esta fecha y con esos escenarios, no se puede hablar de celebración por tantas acciones que degradan el medio ambiente, que hacen subir las temperaturas y generan prolongadas sequías.
Hay que exigir, al menos a nuestras autoridades, políticas más efectivas para cuidar el entorno, promover el uso de energías renovables como la solar o la eólica, así como el reciclaje de determinados productos y exigir legislaciones sobre el uso del plástico y sus derivados, como ya existen en otros países.
Se trata de tomar conciencia de que a la Tierra, la casa de todos, debemos cuidarla entre todos.