Para muchos, la preocupación es volver a lo que teníamos antes. Para muchos otros, mejorar su situación anterior. Hay que pensar cómo generar esos cambios en un país donde la informalidad es la mitad de la economía e incluso existe informalidad dentro de los sectores organizados y que tributan mejor.
Todos los gobiernos, no solo el nuestro, se han visto en la necesidad de endeudarse para cubrir gastos de salud, miles de empleados suspendidos, hoy aún se apoyan los empleados del sector turístico que todavía no han podido regresar a sus antiguos empleos.
Nuestro nivel de endeudamiento es la suma de los recursos necesarios para enfrentar la pandemia de este gobierno y del anterior y muchos préstamos que nunca debieron haberse concertado antes de la pandemia, en momentos de crecimiento por las autoridades anteriores.
No ha sido solo nuestro caso, todas las naciones han debido tomar deudas para mantener las economías a flote y evitar que el enorme desempleo que se generó, fruto del cierre obligado de todas las actividades, se hubiese convertido en una hambruna a nivel mundial, como sucedió en muchas naciones en la pandemia del 1918.
Debemos llegar a un acuerdo internacional, algo parecido a lo que se logró en 1944 con la Conferencia de Bretton Woods, donde las naciones llegaron a acuerdos importantes, metas diferentes porque ya no tenemos que facilitar el crecimiento del comercio, pero es necesario poner un freno a la escalada criminal de los fletes de las navieras, promover la estabilidad relativa del tipo de cambio, trabajar con los multilaterales y el FMI la reducción de intereses y aumentar plazos de las deudas para evitar que los presupuestos de las naciones sirva solo para el servicio de la deuda y muy importante, promover tipos de cambio que no sufran variaciones severas y promover un sistema de reservas.
Asimismo, una tasa impositiva igual para todos los países como se logró en el G7, ya que estas diferencias crean una especie de competencia desleal entre unas nacionales y otras, además de alejar la inversión extranjera.
Por último, y no menos importante, un sistema sanitario global que mejore las condiciones de salud a nivel mundial y provea recursos, equipos y vacunas a las naciones menos desarrolladas para evitar lo sucedido, que las grandes naciones acaparáramos las vacunas.
Hablando de vacunas, debemos seguir promoviendo que toda la población se vacune, es la única forma de salir de la pandemia y aunque la línea entre obligar o no es muy delgada, convencer a la población joven de la necesidad de que no enfermen a su familia, a sus compañeros de trabajo, a sus amigos.
Con un ritmo de vacunación que supera los cinco millones por encima de los vacunados en el resto de Latinoamérica, debemos pronto, a pesar de la indiferencia de algunos, empezar a salir de la pandemia.
¿Qué esperamos entonces? Según BofA Global Research, en su análisis sobre el crecimiento de nuestro país, estima será superior a las estimaciones del propio Banco Central y habla de un crecimiento del 10 %. Alaba nuestro programa de vacunación.
Habla del crecimiento del turismo que en marzo creció un 46 % y se estiman crecimientos importantes para los próximos meses. Gracias al trabajo mancomunado del sector turístico y el Ministerio de Turismo, nuestras zonas turísticas tienen los índices más bajos de covid, ofreciendo seguridad para que los turistas retornen a nuestro país.
Admite Bofa Global Research, que el precio del petróleo es un reto que el país debe enfrentar junto con el déficit del sector eléctrico, pero hay que reconocer que, desde los inicios del presente gobierno, este viene aplicando políticas claras para ordenar el sector.
Tenemos por delante el fantasma de la inflación, fruto del aumento nunca visto de los precios de materias primas agrícolas e industriales a nivel internacional, desmedidos aumentos en los fletes marítimos y las enormes ayudas económicas que Estados Unidos ha provisto a sus ciudadanos están obligando a aumentar el salario mínimo en esa acción, generando un aumento generalizado en los precios de lo que compramos en esa nación.
Toda moneda tiene dos caras, el aumento del salario mínimo en Estados Unidos significará mayores remesas, como lo hemos visto ya con los paquetes de asistencia que el gobierno de Biden viene poniendo en las manos de los norteamericanos.
A los ferreteros del Cibao, que se quejan de los precios, que recuerden que no es culpa del gobierno ni de los empresarios, les sugiero leer algunas publicaciones o entren en Google y buscar ¿por qué suben los precios? Y entenderán las razones.
Nuestra responsabilidad como empresarios, empleados, sindicalistas y la sociedad civil reunidos en el Consejo Económico y Social es apoyar las iniciativas de un gobierno que ha dado muestras de sobras de querer hacer las cosas bien, en un entorno que gobernar se hace más difícil que nunca.
En estos días siempre recuerdo los árboles de framboyán, que empiezan a florecer. Tengo uno en mi patio, uno que lo veo desde la ventana de mi oficina y siempre me recuerda que primero vienen las vainas y después las flores.