En las últimas semanas pasaron tres eventos sin conexión entre ellos. Pero, desde distintos enfoques, avanzan hacia una misma cuestionante, ¿cómo impulsar una nueva política en la República Dominicana?
El primer hecho ocurrió durante la presentación del libro Crisis, Comunicación Y Política, del consultor Daniel Ivoskus. En el evento, el autor dijo que no conocía ningún pueblo que se apasionara tanto de la política como el dominicano.
El segundo evento fue un artículo publicado en la BBC. En la pieza, se hace referencia a las críticas que plantea el filósofo español, Cesar Rendueles, sobre el concepto de Igualdad de Oportunidades. Para él, esta es una idea que refuerza la meritocracia, “una forma de acentuar los privilegios de las élites”.
El último de los tres acontecimientos que motivaron esta reflexión fue un panel en el que me invitaron a conversar sobre mujer y activismo social. En esa actividad también hubo un enfoque de política y una de empresa.
La pregunta obligatoria es, ¿cómo estos tres acontecimientos sugieren un nuevo modo de hacer política? Cada uno de ellos propone un valor que se suma a lo que he llamado Principio Transversal en política.
Ivoskus hizo referencia al carácter cultural que tiene la política para los dominicanos. El artículo de la BBC remite al enfoque de igualdad contemplado en la Constitución dominicana. El panel al que fui invitada, sugiere la participación de grupos diversos en los procesos políticos.
En los últimos meses, casi la totalidad de los argumentos de todas las dirigencias de las organizaciones políticas del país se han centrado en atacarse mutuamente. Y si bien el espectáculo entretiene durante la campaña; en medio del contexto actual del país, tiene poco qué aportar.
Es complicado encontrarse posturas fundamentadas en el senado o la cámara baja. En general, lo que trasciende son tweets de dimes y diretes entre unos y otros.
La otra cara tiene que ver con autoridades invirtiendo esfuerzos en disfrazarse de candidatos, convirtiéndose en protagonistas de muy malos sketch. Eso, cuando no se trata de dedicarse a llamar a la emoción vacía, sin aportar soluciones.
La pregunta es, ¿cómo cambiar ese enfoque de la política? Jaime Gutiérrez, el consultor colombiano, diría que estudiando.
Pero es más que eso. La propuesta es convertir ese valor cultural de los dominicanos en un eje de movilización social. Es decir, asumir la construcción de figuras políticas desde causas basadas en proyectos de impacto real, más allá de la línea discursiva.
Dicho de otro modo, desarrollar el liderazgo político con iniciativas que cambien las vidas de las personas de forma directa; en vez de colocar afiches promoviéndose, hacer grandes promesas o participar de iniciativas populistas.
En ese sentido, el Principio Transversal aporta a quienes gestionamos proyectos sociales, políticos o empresariales un marco para definir los valores por los que nos reconocerán. Con atributos tangibles e intangibles. Con un trabajo y un discurso coherentes entre sí.
Se trata de transformar las consignas y eslóganes en iniciativas específicas en las demarcaciones. Al final, aportar a la construcción de ciudadanía facilita la constitución de estructuras políticas ajenas al clientelismo, leales a propuestas que mostraron su valor fuera de las urnas.
En definitiva, aportar a la construcción de espacios que potencien la igualdad de derechos y la equidad entre poblaciones diversas. Y sobre todo, desinstalar el maniqueísmo en el espectáculo de la política, a favor de una puesta en escena que no dé vergüenza ajena.
Les propongo abordar el Principio Transversal en el quehacer social y político. Y en ese marco, hacer un rebranding a la idea de política partidista.