Por un momento, pensé en dejar pasar este acontecimiento. Sin embargo, al final, se me hizo demasiado difícil ignorarlo. Muchas veces, el lector solo aprecia el trabajo final de un periodista, sin ser consciente de los desafíos que enfrentamos para llegar a ese resultado.
El martes 25 de marzo había una pauta: Premios Soberano. En la sección Estilo de este diario siempre hay interés en asistir y darle cobertura a la alfombra roja. Después de aplicar, la primera complicación fue nuestra exclusión de la cobertura de la alfombra, notificada a través de un correo electrónico que decía: “Agradecemos tu interés, pero no pudiste ser ACREDITADO(A) a 40 Premios Soberano 2025”. Al investigar con algunos de los organizadores, mi exclusión se justificó como un error.
Después, cuando llegué a recoger mi acreditación, no aparecía en el sistema. La espera bajo el sol y con un calor sofocante se prolongó durante aproximadamente 50 minutos. A pesar de que les dije que estaba a punto de irme, me convencieron para que esperara un poco más. En esos momentos de incomodidad, recordaba que estos son los premios más importantes del arte dominicano para así no tirar la toalla. Finalmente, recibí una disculpa.
Pensé que aquello ya había sido suficiente, pero los contratiempos continuaron. El día de la gala, llegué antes que nuestro fotógrafo Jhonny Rotestán; cuando él llegó, mostró su código y al no ser leído por el escáner, el personal de seguridad le expresó que su pulsera era falsa y se la podían quitar. Al recibir esa respuesta, hubo una gran molestia. “No, por favor, otra vez no”, me dije. Después de un mal rato y varias llamadas, la situación se resolvió, pero los problemas no terminaron ahí.
Uno de los temas recurrentes es la ubicación de la prensa. Colocaron a los reporteros de televisión, prensa escrita y digital en el mismo espacio. ¡No lo sigan haciendo! Se genera un caos total. Los de televisión necesitan su propio espacio para las tomas en vivo y, lamentablemente, eso desplaza a los demás, y crea tensiones innecesarias entre colegas. Al final, nos reubicaron.
Para futuras ediciones, sería ideal aprender de estas experiencias y evitar que se repitan. Estos inconvenientes entorpecen nuestro trabajo y lo hacen mucho más difícil y menos placentero.