El 27 de enero quedó formalmente instalada la mesa de Transformación Digital en el marco del Diálogo Nacional por las Reformas para el Fortalecimiento Institucional y la Gestión Eficiente del Estado, y ya el 4 de febrero se realizó la segunda reunión y se informa que continúan los trabajos.
De los temas del Diálogo Nacional el de la Transformación Digital tiene una notoria significación por cuanto corresponde a un verdadero hito histórico cuya irrupción ha tenido ya un gran impacto en la vida humana en sus más variadas manifestaciones.
Después del invento de la escritura alfabética y de la imprenta de Gutenberg con una diferencia entre más de 4 mil años la primera y de 573 años la segunda, no se habían generado cambios que impactaran tanto en todas las actividades de la vida humana como los propios de las Tecnología de Información y Comunicación-TIC-.
Grandes avances desde la segunda mitad del siglo pasado en la microelectrónica de estado sólido, que han hecho posible el registro y procesamiento de una inimaginable proporción de datos, informaciones, conocimientos, hasta la paradigmática Inteligencia Artificial. Así como en las ilimitadas capacidades (de ¡crear!) haciendo códigos de instrucciones para los equipos informáticos, con la llamada programación.
La mesa de Transformación Digital ha dispuesto de un documento base, listo desde noviembre del 2021 y que fuera precedido por el decreto 71-21 del 8 de febrero de 2021 que crea el Gabinete de Transformación Digital.
El documento base hace referencia-siguiendo criterios de la necesaria continuidad del Estado- a previas iniciativas así como avances desde el 1999, impulsados principalmente por las infranqueables corrientes mundiales, más que por políticas y acciones expresas, más allá de la ruidosa y costosa propaganda.
Ahora, la más que esperada diferencia ha de manifestarse en que han de transformarse las que pueden considerarse como buenas intenciones, apropiadas ideas y aspiraciones, en un instrumento gerencial a partir del cual se concreticen proyectos en programas de actividades, tareas y subtareas correspondientes a precisos objetivos que puedan seguirse estrictamente en su cumplimiento en el tiempo.
Tomar en cuenta de forma muy especial el hecho de que la tecnología en este caso referida a las TIC no es un fin en sí mismo, sino un medio. Por lo que se pueden disponer de los recursos de conectividad de banda ancha, así como de equipos convirtiéndose al mismo tiempo en un gran dispendio, sin dar respuesta a gran transformación que requiere el país -como ha planteado el Ing. Hiddekel Morrison- en acceso e inclusión digital, creación de capacidades y conocimiento, así como las tan requeridas eficiencia pública y transparencia.