Los seres humanos han poblado los más variados espacios del planeta Tierra constituyendo las llamadas naciones, representadas por sus Estados. En la actualidad son 193 los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas-ONU-.
Las distintas naciones del mundo representan al mismo tiempo elementos distintivos de su identidad cultural diversa pero con patrones comunes de historia, lenguas, folclore y sobre todo símbolos como banderas e himnos. La historia y aún en la actualidad en varias naciones del mundo, no ha estado al margen de los conflictos y contradicciones en distintos grados.
Ha sido el Estado el más alto nivel de organización de la sociedad en las distintas naciones del mundo. En torno al Estado se han manifestado las más variadas contradicciones a veces veladas, otras veces violentas y hasta cruentas. Solo auscultar la historia de esos 193 Estados miembros de la ONU para poderlo entender mejor.
Lo dicho es un necesario preámbulo para insistir en cuanto a la importancia no solo de la existencia, sino y principalmente de la certera conducción del Estado. Al hablar de certera conducción la derivamos al mismo tiempo por lo que se llama Gerencia, aplicable a todas las organizaciones privadas, públicas, no gubernamentales y con más razón al propio Estado dada su categoría del mayor nivel de organización de la sociedad.
Las referencias y argumentos anteriores se asocian a la nación dominicana y su Estado que en la actualidad ha avanzado hasta lograr no solo pacíficas elecciones democráticas, sino sin dejar de reconocer lo complejo y contradictorio de la organización social humana, hasta niveles de entendimiento para preservar el avance logrado.
Valoremos, por lo tanto, el Diálogo Nacional por las Reformas para el Fortalecimiento Institucional y Gestión Eficiente del Estado, como se le denomina en la página oficial del Consejo Económico Social-CES-; siendo el CES el órgano constitucional facultado para concertar políticas públicas y acciones, integrado por representantes de los sectores empresarial, sindical y de la llamada sociedad civil, con su presidencia y dirección ejecutiva.
El Diálogo Nacional en curso corresponde a una valiosa tradición del país de más de cuatro décadas que hoy renueva sus bríos a partir de una convocatoria presidencial presentada el 18 de agosto en el discurso del primer año de gobierno, y a la cual se acogieron diligentemente las organizaciones políticas representadas ante la Junta Central Electoral.
Se ha dado un gran paso, pero al mismo tiempo es un gran desafío por cuanto ha de significar un verdadero salto cualitativo para superar la gran debilidad ya histórica entre lo dicho y hecho y “hacer que las cosas sucedan”.