Muchos de los que lean este artículo no tienen idea de lo difícil que era la relación con el sindicato de transportistas, llamado Federación Nacional del Transporte Dominicano.

Era un grupo agresivo que entendía que estaba por encima de las leyes, que el transporte de carga les pertenecía porque así lo decían ellos.

Fueron muchos los paros en los muelles, vehículos quemados a empresarios que con todo derecho querían trasportar sus mercancías en sus propios camiones. Nunca estábamos seguros si podíamos o no retirar mercancías en los muelles.

Si subía el diesel, subían las gomas o había un interés político de los dirigentes de Fenatrado, ese día nuestras empresas no podían trabajar

Fenatrado no era un sindicato, se escudaban bajo ese nombre para hacer de los puertos su territorio. No importaban las formas, llamadas telefónicas amenazantes, bloqueo en entradas de empresas con armas largas, reuniones en Autoridad Portuaria para convencernos de que estábamos obligados a dar nuestras cargas a un grupo con tentáculos muy largos en las diferentes esferas políticas y militares.

Las autoridades muchas veces se hacían de la vista gorda. Los empresarios no aceptábamos que los llamaran empresarios del transporte, decíamos ni sindicalista ni empresarios, realmente eran los terroristas del transporte.

Los enfrenté seriamente desde la presidencia de la Asociación de Industrias de la República y también desde el CONEP. Igual lo hicieron diferentes presidentes de la Asociación de Industrias de Herrera.

Al presidente por muchos años de Fenatrado, Diógenes Castillo (EPD) por sus métodos monopolistas, incendiarios y terroristas lo llamaba públicamente Jimmy Hoffa. Así se llamaba el tremendo presidente de la Hermandad Internacional de Camioneros (IBT) por sus siglas en inglés.

Hoffa manejó el sindicato para hacer lo que le vino en ganas, fue condenado por fraude en el correo y crimen organizado. Diógenes Castillo lo pudimos condenar por prácticas monopólicas, atentado a la propiedad privada, uso ilegal de armas largas, pero no al grado que Hoffa llegó en Estados Unidos. En el gobierno del expresidente Mejía fue nombrado director de la OMSA. El presidente tenía la ilusión que con la experiencia que tenía manejando equipos pesados, lograra eficientizar el transporte público. Terminó defraudando al mandatario porque por lo que reportó la prensa poco quedó de los vehículos puestos a su cargo.

Recuerdo dos oportunidades, entre otras que enfrente a Fenatrado. Una fue con unos contenedores de Marítima Dominicana que el “sindicato” se oponía a que estos, en todo su derecho, los retiraran. Fui personalmente al puerto, era Jefe de la Policía José A Sanz Jiminián, lo llamé, le expliqué el problema y que iba sólo al puerto, que de él dependía mi seguridad.

El general Sanz Jiminián siempre fue un caballero y antes de yo llegar al puerto había tres unidades de la policía y los contenedores salieron a su destino.

La otra oportunidad, de nuevo fue con el general Sanz Jiminián, en esta oportunidad como director de Portuaria. Mi buen amigo Félix García tenía un embarque de aceite de soya y el “sindicato” le prohibía sacarlo si no era con sus camiones. Como fórmula salomónica llegamos al acuerdo de 50% Fenatrado y el resto el dueño de la materia prima.

Las cosas cambiaron radicalmente y como nunca lo hubiéramos pensado con la llegada de Ricardo de los Santos. No lo conocía y mi hermano Domingo Almonte, vicepresidente de Fenatrado me dijo que me quería conocer, lo que hice con gusto. Siempre le había dicho a Fenatrado que ellos contaban con la flota más grande de camiones, que el día que actuaran como empresarios se llevarían el transporte de carga porque ellos podían ser más económicos que nadie si actuaban como empresarios.

Nuestra conversación con Ricardo de los Santos me confirmó que ese sería el comportamiento en lo delante de Fenatrado. Confieso que al principio tenía dudas pero con los días se confirmaba que el cambio que ocurría en Fenatrado.

Nunca olvido que en un momento que compraba chasis en Miami para nuestros contenedores y evitar los altos cobros de las navieras, me llamó el hoy presidente del senado a ver si podíamos comprar juntos para tener mejores precios. Acepté con gusto, nos beneficiamos ambos.

Me alegré cuando fue elegido senador por la provincia de Sánchez Ramírez y ahora mucho más con la presidencia del Senado de la República Dominicana.

Pocos países pueden exhibir una estabilidad política como nosotros, mientras vemos países del área donde se comenten asesinatos de presidentes, de candidatos presidenciales, que se va de una izquierda radical a una derecha incierta, bandas criminales que se adueñan de las estructuras; aquí, nosotros tenemos de presidente del Senado de la República al presidente del sindicato de camioneros más poderoso del país y lo más importante es que, lejos de crearnos incertidumbre, es una señal de la madurez de un país que crece no sólo económicamente, sino también lo hace institucionalmente.

Nuestro buen amigo Ricardo de los Santos tiene una gran responsabilidad, ahora le toca continuar el excelente trabajo del senador Eduardo Estrella, para orgullo de la provincia que lo llevó a esa curul, pero más aún, para orgullo de todos los que a través de los años vemos con satisfacción cómo de los enfrentamientos vamos a la conciliación, entendiendo que todos somos actores en el desarrollo del país, sin importar el papel grande o pequeño que nos toque jugar.

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