El altar en que se ha trepado el doctor Leonel Fernández le da patente de corso para faltarle el respeto a la nación, piensa él, sin asumir que como exjefe de Estado, hombre público y presidente de un partido político que opera con dinero de los contribuyentes, está en la obligación de respetar los grandes propósitos nacionales y el consenso social.
Fernández puede hacer lo que quiera con su partido, pero no tiene derecho, en nombre de nada, a colocarse de espaldas a la soberanía nacional en cuya defensa estamos de acuerdo el común de los dominicanos.
En la presente coyuntura el ex presidente de la República le falta el respeto a todo el país al venir con chismes políticos y motivaciones electoralistas ante un compromiso tan serio como es el Acuerdo Nacional por la Protección y Defensa de la Soberanía, propuesto por el presidente Luis Abinader.
Desde junio pasado, cuando el presidente Abinader rechazó firmar en la Cumbre de las Américas un convenio lesivo a nuestros intereses de país independiente, venimos siendo sometidos a fuertes y nuevas presiones. El 23 de noviembre Estados Unidos prohibió las exportadores nacionales de azúcar, y han desfilado aquí representantes de poderes extranjeros y se sabe de presiones para imponernos cargar con los problemas de Haití, de lo cual son responsables precisamente gobiernos que han desgobernado allí en connivencia con políticos y empresarios corruptos, y criminales de toda calaña.
Las condiciones agravantes, como ha puntualizado el Dr. Vincho Castillo, constituyen una situación nueva.
Hoy, frente a las presiones que se nos hacen desde el exterior y la explosiva y desesperante situación de violencia que viven los haitianos, estamos ante una nueva y extremadamente grave situación.
Como ha subrayado el doctor Guillermo Moreno, destacado jurista y presidente del partido Alianza País, cuando se es convocado a temas de esta índole lo menos que se debe hacer es “venir y escuchar” para luego proponer ideas.
Leonel Fernández, como el gobernante de mayor tiempo en el poder en el pasado reciente, que no aprovechó para adoptar una efectiva estrategia frente al problema migratorio, debería ser el primero en decir ¡presente!, en una situación en la que quienes den un paso atrás podrían incluso ser definidos como traidores a la patria.
“Ser o no ser, esa es la cuestión”, Dr. Fernández, no venga usted ahora con chismes políticos, ni ponga a sus bocinas a defender lo indefendible. Eso.