Ayer 21 de enero, celebró nuestro país el día de la Altagracia, advocación católica de María, madre de Jesús. Advocación, según la enciclopedia, se refiere a: “Denominación complementaria que se aplica al nombre de una persona divina o santa y que se refiere a determinado misterio, virtud o atributo suyos, a momentos especiales de su vida, a lugares vinculados a su presencia o al hallazgo de una imagen suya”. La virgen de Las Mercedes, patrona del Pueblo dominicano es otra Advocación de la misma vírgen. Está documentado que para 1512 se establecieron en Higüey los hermanos Alonso y Antonio de Trejo, venidos de Placencia, Extremadura (España), quienes instalaron un trapiche, trayendo la imagen de la Virgen y donándola más tarde a la parroquia. De su lugar de procedencia, Garrovillas, corresponde una de las dos ermitas medievales que pertenecen a pueblos que la adoran. Probablemente la advocación viene de Garrovillas de Alconétar (Cáceres), cerca de donde Nicolás de Ovando fue Comendador antes de venir a la Isla. Aquí se fijó el 15 de agosto como festividad. Una crónica de 1650 dice: “La ymagen miraculosa de nuestra Señora de Alta Gracia está en la villa de Higüey, Son innumerables las misericordias que Dios Nuestro Señor a obrado y cada día obra con los que se encomiendan a su Santa ymagen”. En 1690, los españoles invadieron el territorio del Oeste, derrotando a los franceses el 21 de enero, en la batalla de la Sabana de la Limonade, donde murió el gobernador francés Cussy, retirándose los vencedores a Santiago. Como las tropas elevaron sus plegarias a la Virgen de la Altagracia la víspera del combate, tras triunfar iniciaron la celebración de su fiesta religiosa en ese día (21 de enero), en vez del 15 de agosto. Monseñor Femando Arturo de Meriño obtuvo licencia Papal para consagrar esta fecha como festividad de precepto, porque no podía ser la de Agosto debido a que ese día se celebra la Asunción de la Virgen. Con el tiempo, se perdió el conocimiento del origen de la imagen y fue el controversial padre Gabriel Benito Moreno del Christo (1831-1905) el mismo de “París o la Sabana de Guabatico”, quien inventaría la leyenda del «Viejo, los Dos Ríos y del Sueño Misterioso», que surge por los vacíos históricos y que Rafael Deligne recogió en su obra Encargo Difícil, lo mismo que Juan E. Moscoso en su obra Chiquitica de Higüey. No es el único mito que existe acerca del cuadro de la virgen de Higüey. El lienzo venerado, dominando la majestuosa Basílica de Higüey y considerado milagroso, mide unos 42 cm. de ancho (16.5 pulg.) por 54 cm. de alto (21.25 pulg.) Muestra a la “mujer” de Apocalipsis 12:5 que acaba de dar a luz, con San José detrás. Tiene una corona de 12 estrellas, simbolizando los apóstoles; muestra la “alta gracia” de María, Madre de Dios, reina de la iglesia y del cielo, simbolizado por las estrellitas de su manto. Muestra una escena de la Natividad, considerada como una obra primitiva de la escuela española, fue pintada a finales del siglo XV o a inicios XVI. De origen desconocido, en los testimonios de información no se consigna nada al respecto. Su marco es una obra de arte de un desconocido orfebre dominicano del siglo XVIII hecho en oro, piedras preciosas ofrendadas y esmaltes.