Es coherente el Gobierno dominicano al recibir a González Urrutia por todo lo alto, pero falla al anunciar que su visita fortalece “los lazos de cooperación, diálogo y solidaridad con el pueblo venezolano”. No hay dos pueblos venezolanos; uno de Urrutia y otro de Maduro; tampoco uno en el exilio y otro en territorio venezolano; existe una sola patria bolivariana, sin que importe estatus social, ubicación geográfica ni ideologías. En esta aciaga coyuntura no debiera tener cabida la confrontación entre su gente ni incentivar conductas fratricidas. Lo saludable, en procura de una salida, es fomentar políticas que favorezcan a la totalidad de la población, por lo que se debe rechazar la imposición desde el extranjero de medidas unilaterales y sanciones económicas que lo único que hacen es agravar sus padecimientos.