Está en lo cierto el presidente de la JCE cuando advierte sobre la necesidad de que esté entre las prioridades de todos los actores, comenzando por los partidos, completar el “marco jurídico” para las elecciones del 2024, léase modificaciones a leyes Electorales y de Partidos. La indiferencia parece ser la respuesta; o mejor, aparentar que se avanza en la discusión mientras el tiempo transcurre y con cada día es mayor el rezago. Lo que más ocupa a los partidos es un enfebrecido laborantismo, una campaña electoral a destiempo que los fines de semana deja la sensación de que se abrió el proceso electoral. Para evitar traumas, los partidos debieran acompañar de buena fe a la JCE, darle una manita y ayudarla a cumplir su tarea cuando lo intenta.

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