Muchos aplausos recibió el Pacto de Nación suscrito por un sinnúmero de grupos en el Palacio Nacional sobre las relaciones con Haití, pero quizá no era el mejor momento porque riñe en múltiples aspectos con el actual estado crítico de las relaciones con nuestros vecinos, que son, prácticamente, de enemistad, rencor y odio. El espíritu de ese pacto es, además de recordarnos nosotros mismos los mandatos de nuestra Constitución y las leyes, de colaboración con Haití en lo que se pueda (hospitales, zonas francas, incentivar políticas de empleo…) para que salga adelante. Una cosa positiva, para que no quede en letra muerta, como suele ocurrir, es la propuesta que hizo Abinader. 1. Que se forme una comisión de seguimiento. 2. Y un equipo de consulta rápida.