Al extremo llegado, con el intento de magnicidio del sábado, expresa la crisis del modelo de democracia estadounidense y la profunda división que corroe a esa sociedad partida en dos, que muchos pretenden reducirla a un demonio llamado Donald Trump. Los que así piensan, para hacer prevalecer sus intereses y visión ideológica, no quieren que se preste atención a que ese hombre malo encarna el sentir y la manera de pensar de gran parte de la sociedad norteamericana por lo que en 2020 obtuvo más de 74 millones de votos, y con una estructura compacta detrás (el 70 % de los republicanos estuvo convencido de que no perdió en elecciones “libres y justas”). Tan divididos e irreconciliables están en EE.UU, que el sábado se habló hasta de posible guerra civil.