Hay políticos inteligentes, léase “vivos”, que no emigran así por así, fácilmente, de un partido y saben vender cara su partida. Siempre encuentran cómo cotizarse lo mejor posible. Es tan así, que formalmente estando fuera de una organización, se las ingenian para aparentar que están dentro a la espera de la coyuntura ideal. Es la suerte que suele acompañar a gente tipo Fiquito, Junior y Maríñez, que no se desesperaron y fueron dignos émulos de Sócrates que reprendía a los hombres que van tras sus codicias y apetitos y no siguen la razón: “Hay algunos que por una fruta temprana dan cuanto les demandan y nunca piensan que podría llegar el tiempo cuando la fruta madura”. Ahora, con la alianza opositora, los tres mencionados vieron que su fruta había madurado.