Parte el alma la tragedia en la discoteca. Hombres y mujeres que reían y se divertían y en un santiamén se les apagó la vida, se esfumaron sus sueños, y hoy, probablemente, continuará el cotidiano trajín, pero no para familiares y amigos de los que murieron, a quienes el vacío del dolor seguramente nunca los abandonará. La muerte es un hecho jamás deseado, en el que es mejor no pensar, pero cuando se lleva a alguien que era esperado en una casa, en un hogar, en un trabajo, el horror se apodera de las almas y el llanto es la primera reacción ante la tragedia. El mundo sigue andando pero el dolor se queda y lo único que se puede esperar es que se atenúe con el tiempo. Solo eso.