De sopetón, de súbito, en un santiamén salió del servicio la mitad de la generación de electricidad, 1,500 megas de 3,001 en ese momento de la noche del pasado jueves. Informan que el origen fue un cortocircuito (un rayo) en la planta Timbeque 2, pero sirve el hecho para reiterar, aunque de por medio no hay nada sospechoso, que servicios estratégicos, como el sistema eléctrico, deben estar siempre bajo control estatal. Un ejemplo también en esa línea, medio traído por los moños pero alcanza para ilustrar de lo que no puede despojarse un gobierno, es que un abogado advierta, con un aparatito en la mano, que apagaría todos los semáforos de la ciudad capital. Uno se pregunta: ¿Puede manipular una empresa privada un aparato que nos deje sin semáforos?