El director de Promipyme, Porfirio Peralta, con poco disimulo admitió que organizó un sorteo para financiar su movimiento de apoyo a la reelección del presidente que involucra a los empleados de la institución en la venta de los boletos. Eso, además de abuso de poder, es usar su posición dominante frente a los empleados que deben preservar su trabajo sobre todas las cosas. Es una manera poco sutil de valerse de un recurso del Estado para beneficio político. De hecho, está penado en las leyes electorales obligar a los empleados públicos a dar ese tipo de apoyo a proyectos políticos. Lo triste es leer el argumento del señor Peralta, que dice que es un ejercicio de honestidad. Es tonto e ignorante, o se hace.

Posted in Dan de qué hablar

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas