Convocar otra vez al Consejo de Seguridad de la ONU para que envíe cascos azules a Haití en misión pacificadora, a menos de dos meses de que se rechazara una propuesta similar, ha sido un pantalleo para que se crea que hay preocupación, pero al menos sirvió para escuchar varias verdades, como que las bandas están mejor armadas y son más poderosas que los policías kenianos, de los que solo ha llegado el 16% de la cantidad prometida, y que tampoco se han desembolsado los millones de dólares que se acordaron. Además, como dijo el representante ruso, los primeros que deben ponerse de acuerdo son los propios haitianos, mientras que el embajador chino remató: una misión de mantenimiento de paz requiere que primero haya paz, algo inexistente ahora en Haití.