Con la publicación de otro paquete de auditorías por parte de la Contraloría, con irregularidades en al menos 17 dependencias gubernamentales, de seguro que Milagros Ortiz Bosch se verá obligada a pronunciarse como lo hizo la primera vez, cuando utilizó una frase que más de una persona calificó de infeliz o de paño tibio: “Son irregularidades subsanables”, dijo en la ocasión, en evidente ánimo de relativizarlas o minimizarlas. Quizá la funcionaria de Ética pueda ahora pedir la cancelación de botellas en el CEA, donde dice la Contraloría existen empleados sin “evidencia de que asistían a su puesto de trabajo a desempeñar sus funciones”. También habría que “subsanar” lo encontrado en el Intrant: “Estados financieros… con una diferencia de más de cuatro mil millones de pesos”.

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