Con el Domingo de Ramos se inició ayer la Semana Santa, la que quizá, por estar antecedida de la desgracia en la discoteca Jet Set, se pueda convertir en una jornada de reflexión. Que la tónica sea el recogimiento y se eviten excesos, aunque en nuestro país abunda el que va rápido por la vida. Que se exhiba un comportamiento ejemplar, es lo menos que se puede pedir en esta hora de congoja, y que de manera especial nos refugiemos en el núcleo familiar. No hará falta un decreto para prohibir extravagancias, fiestas y tumultos en avenidas, playas, ríos y montañas. La prudencia invita a todo lo contrario. Que en memoria de los fallecidos y por respeto a sus familiares, en estos días santos impere la moderación.