El regidor de la actualidad no es ni la sombra del de antes, que era honorífico y el puesto se asignaba a personalidades y gente de bien de la comunidad. Pero no se trata de su culpa personal, sino de los partidos que los postulan, los que disponen a discreción de una función a la que han lucrado y convertido en un escalón hacia posiciones de más relieve. Pero hoy el propósito nuestro no es criticar al edil, sino felicitarlo porque ayer fue el Día de los Ayuntamientos y porque también la llamada Regla de Oro, por la cual el presidente de la Sala Capitular corresponde al partido con mayoría de regidores, se cumplió nueva vez sin mayores sobresaltos.