Que extranjeros realicen actividades de distintas índoles en los países que los acogen ocurre con frecuencia, verbigracia los multitudinarios desfiles en Nueva York de la diáspora dominicana. Pero no es normal ni transcurre sin causar revuelo que en República Dominicana se manifiesten en sus calles ciudadanos haitianos, lo que de inmediato, con el solo anuncio, se torna en tema delicado. Siempre será así debido a una realidad muy peculiar: una isla con dos países tan dispares. Si los convocantes a la marcha de mañana tuvieran la capacidad de evitar provocaciones, quizás debieron hacerla, con la que talvez se iniciaría una nueva etapa ya que son pocas las veces en que a los haitianos que viven aquí los vemos preocupados por los que viven allá.