La posición políticamente más correcta sobre los acontecimientos en Venezuela está recogida en la “Declaración de Santo Domingo” suscrita por 22 países y abierta para que cualquier otro la firme. Contrario al presidente de Panamá y otros que vinieron al país a promover un “presidente electo”, la declaración llama al cese de la represión, libertad para los presos y de expresión, y que se respete el derecho a manifestación y, lo fundamental, que se publiquen todas las actas y que haya un peritaje internacional de las mismas. Es la manera efectiva de darle continuidad a esa lucha hasta el final. Ya antes, con Guaidó, se ensayó de manera fallida eso de un “gobierno en el exilio”. Que se publiquen todas las actas y se verifiquen, es el clamor.

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